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Diabetes en perros y gatos: Todo lo que debes saber

La Diabetes Mellitus es una enfermedad del sistema endocrino que va en aumento por diversos factores de riesgo, como la obesidad o la falta de actividad física. Por suerte, se controla mediante insulinoterapia, dieta específica y ejercicio. Este padecimiento es más frecuente en perros que en gatos.

Diabetes Mellitus e insulina

Igual que sucede en humanos, los perros y gatos están expuestos a padecer el trastorno del sistema endocrino, relacionado con la insulina, que conocemos con el nombre de diabetes mellitus. En la Diabetes Mellitus se observan dos tipos:

Diabetes tipo 1:

Insulinodependiente: existe una falta de insulina; es el tipo más frecuente en los perros diabéticos; el páncreas, encargado de la producción de insulina, está dañado.

Diabetes tipo 2: 

No insulinodependiente: hay insulina, pero su funcionamiento es insuficiente; tipo relacionado estrechamente con la obesidad.

Tanto canes como felinos son susceptibles de padecer estos trastornos, aunque existen diferencias relacionadas con la presentación clínica, el diagnóstico, o el tratamiento de la enfermedad.

Incidencia de la diabetes canina y felina

En la actualidad, se calcula que son diabéticos uno de cada 500 perros y uno de cada 200 gatos. Asimismo, se estima que la diabetes canina acostumbra a aparecer entre los 7-9 años, siendo las hembras sin esterilizar las más proclives a sufrirla.

Algunas de las razas canina propensas a desarrollar diabetes:

  • Samoyedo
  • Schnauzer miniatura
  • Pug o carlino
  • Beagle
  • Teckel o dachshunds
  • Golden retriever

En gatos, la diabetes suele aflorar entre los 7-8 años. No se detectan grupos proclives a contraer diabetes entre los felinos, aunque sí hay una mayor incidencia entre los machos castrados de todas las razas.

Síntomas de la diabetes en Perros y Gatos:

Algunos signos iniciales en los animales con diabetes suelen ser:

  • Incremento exagerado en el consumo de agua
  • Orina más abundante de lo habitual
  • Cansancio
  • Pérdida de peso
  • Apetito desmesurado

Cuando la diabetes ya está bajo control, lo habitual es que estos síntomas remitan progresivamente, hasta llegar a los niveles normales.

Con el tiempo, algunos perros y gatos pueden desarrollar cataratas oculares, anomalía que es posible retrasar estando atentos a cualquier cambio que observemos en nuestros animales y aplicando las medidas preventivas oportunas.

Hay que puntualizar que, en el caso de los gatos, el riesgo de desarrollo de las cataratas es mínimo; pero sí puede advertirse en ciertos casos una decoloración de las membranas mucosas hacia tintes amarillentos.

Atentos a la baja de azúcar

Quienes conviven con un perro o gato, diagnosticado de diabetes, deben tener mucho cuidado con la hipoglucemia, o bajada de azúcar en la sangre, cuya causa frecuente suele ser la sobredosis de insulina. Puedes sospechar de su existencia cuando veas que tu perro o gato se vuelven demasiado voraces con la comida o sienten escalofríos.

Leve, moderada o grave, así es la clasificación la hipoglucemia, en función de su gravedad.

Hipoglucemia leve:

  • Hambre excesiva
  • Escalofríos
  • Debilidad y fatiga

Hipoglucemia moderada:

  • Desorientación
  • Trastornos de la visión
  • Aturdimiento, falta de coordinación en sus movimientos
  • Movimientos extraños de cabeza y cuello
  • Inquietud
  • Ladridos inusuales

Hipoglucemia grave

  • Convulsiones
  • Inconsciencia
  • Caídas

Es fundamental atender a nuestro perro o gato en la primera y más leve de las fases de hipoglucemia, para evitar que el trastorno progrese hacia las más peligrosas. En estos casos, lo primero es conseguir un nivel de glucosa seguro, mediante la ingesta de alimento y, al tiempo, es imprescindible llamar al veterinario.

Diagnóstico y tratamiento

El veterinario podrá confirmar la diabetes mediante sendos análisis de orina y sangre. En función de los resultados, prescribirá el tratamiento más adecuado a tu perro o gato.

Insulina, ejercicio moderado y dieta, son los grandes aliados en esta lucha para regular los niveles de glucosa en la sangre de nuestros animales.

Insulina

Hay casos en los que el veterinario prescribe el uso de insulina, administrada mediante jeringuilla, por vía subcutánea; o bien puede decantarse por un tratamiento por vía oral.

Ejercicio moderado

Para quemar el exceso de glucosa, nada mejor que la actividad física. Es lo que deben pensar los médicos cuando recomiendan hacer ejercicio moderado. Y es que esta táctica funciona de manera similar a como lo hace la insulina, es decir, quemando glucosa. Si procuramos que nuestros animales hagan ejercicio moderado, de manera regular, estaremos ayudándoles también a prevenir o combatir la obesidad y a reforzar su salud ósea y muscular.

Cuando decimos ejercicio moderado, no lo hacemos en vano. Ten presente que el exceso de ejercicio puede provocar también en tus peludos una hipoglucemia, que es precisamente lo que se pretende evitar.

Dieta

Si el control de la dieta es esencial en la diabetes canina y felina, aún con más motivo si nuestros animales padecen obesidad. Los médicos coinciden a la hora de recomendar la inclusión de fibra en la dieta; asimismo, inciden en que la alimentación debe ser baja en calorías y grasas.
Afortunadamente, hoy en día existen nutrientes esenciales (para perros y gatos diabéticos) para el tipo de dolencia que nos ocupa y que nos libera de la tarea de tener que preparar en casa una dieta equilibrada de manera correcta.

Si quieres evitar cambios bruscos en el nivel de glucosa de tus animales, igual de importante, es también la regularidad en la alimentación, por lo que se aconseja poner la comida –siempre la misma cantidad– cada doce horas al perro o gato con este trastorno, antes de administrarle la insulina.

Como podrás intuir, el picoteo entre horas no está nada recomendado. En todo caso, si tienes que darles algún premio a tus peludos, mira que esté en línea con la dieta específica para el control de la diabetes.

Hasta aquí hemos visto que la diabetes es un trastorno crónico, pero también que, bien llevada, no tiene por qué impedir que puedas seguir disfrutando de la compañía de tu perro o gato durante muchos años… y hacerlo con una calidad de vida similar a la de cualquier animal sano.

Fuente: https://www.mascoteros.com

Nani.F.Cores 25/junio/2020

 

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